Hace unas semanas tuve una conversación que me impresionó mucho.
Fue una conversación corta con una persona a la que no había visto en más de un año:
– ¡Qué buen aspecto tienes! (su comentario)
– Gracias, será porque vivo feliz. (mi respuesta)
– ¿Es que no trabajas, o qué?
Me quedé tan asombrada que no supe qué contestar.
¿Qué le hubieras contestado tú?
Más importante que contestarle o no, es la creencia que deja colgando entre sus palabras, como un aliento especial:
“Si te ves feliz es que no trabajas”.
Por lo tanto:
“Trabajar es sufrir”.
¿No te da pena escuchar eso? A mí mucha.
Y no es una creencia suelta de una persona, son generaciones y generaciones de trabajadores sufrientes que han pasado ese pensamiento de boca en boca, hasta que se nos ha pegado a todas ese tufillo en el subconsciente.
Te invito a que hagas una prueba:
Di en voz alta la frase “trabajar es ligero y divertido”.
Ahora siente cómo reacciona tu cuerpo a ese pensamiento. ¿Se lo cree? ¿Lo acepta como válido?
Y ahora di en voz alta la siguiente frase: “trabajar cuesta esfuerzo”.
¿Notas alguna diferencia?
Tu cuerpo te indica qué creencias están ancladas en tu mente subconsciente. Interesante, ¿verdad?
Sabiendo que nuestra realidad depende de nuestra mente subconsciente… ¿No crees que ya es hora de cambiar ese patrón antiguo y permitirnos trabajar Y TAMBIÉN disfrutar?