La respuesta es sencillamente SÍ. Igual que aprendes a sumar, a leer o a andar en bicicleta, puedes aprender a ponerte feliz. Es cuestión de aplicar herramientas sencillas y practicar con ellas. Punto.
Pero…
Siempre hay algún pero.
Pero en esta sociedad nos enseñan a funcionar, a producir, a crear más y más. Y no nos enseñan a ser felices. Ni nos enseñan a funcionar ni a producir más y más siendo felices.
Además, muchas de nosotras tenemos una creencia bien arraigada en las profundidades de nuestras entrañas que dice: «¡cuidado! No seas demasiado feliz, demasiado exitosa, demasiado afortunada… porque…» Y esa creencia limitante clavada que nos acompaña desde pequeñas («vaya suerte que tienes otra vez», «parece que has nacido con una estrella en el trasero», «claro, para ti todo es fácil») no nos deja disfrutar de la vida al 200%.
La buena noticia es que se puede entrenar y conseguir dominar las capacidades de ponerte feliz, entre ellas reprogramando tu mente y borrando esas creencias limitantes.
La no tan buena noticia es que esas herramientas no funcionan por su cuenta, necesitan de ti. Necesitan de tu valentía, de tu fuerza y de tu voluntad para ponerlas en marcha.
¿Te das permiso?
Por supuesto!!